Hola Barcelona

22 octubre 2006

No comprenderé ni siquiera cuando se aleje de qué hablaba.

Me encuentro con una mujer en el supermercado.
Expresa por el espacio de breves minutos,
lo que flotaba en el aire desde antes que este año,
pericia trágica de los primeros tiempos de Barcelona,
energía suelta, carencia grosera
que quedaría prendada de quien
mostrara su rostro en mi vida.


Hoy por primera vez se expresó
sin nombre ante mis ojos,
con esa brusquedad catalana
que sólo puede producirse a kilómetros
de Barcelona, tan lejos, tan cerca
del cosmopolitismo que hace difusas las asperezas,
esas que esperamos para que nos completen
porque sino la carencia es tan grande.


Somos niños a la espera
de una respuesta amorosa.
El odio la ha trocado en silencio,
O en plata.
Sólo se habla de plata.

¿De qué hablaba esta mujer?
Poco pelo y grandes lentes. Delgada,
me doy cuenta luego de que
viene acompañada de su esposo,
que en silencio la escucha protestar.
¿Protesta?

Estamos en la caja
y en este pequeño supermercado de pueblo,
he pedido a un tal Alex que me lleve
por vez primera las cosas a mi domicilio.
La cajera un poco ajena a los mecanismos-
Y yo lo noto-intenta formalizar un procedimiento.
Creo que la mujer que me sigue-
digo la de lentes (porque podría ser cualquier otra
con la sequedad de su voz) se queja por ello,
por la lentitud, por mis bolsas que se demoran.
Pero me contesta frente a mi ¿Cómo?
porque yo la busco: “A ti no te he hablado”.
No le pregunto porqué me tutea:
Acaso me conoce ella a mí también.

Nos deseamos mutuamente un buen fin de semana
Y se lleva sus cervezas y a su marido.